¿Qué Pasaría si las Montañas Votaran?
- RAFA
- 10 sept
- 1 Min. de lectura
En un mundo donde los algoritmos, los satélites y las monedas digitales ya tienen voz en nuestras decisiones diarias, ¿por qué no imaginar que las montañas también puedan votar? No se trata de ciencia ficción ni de una fantasía ecológica: es una provocación para repensar quién tiene derecho a decidir sobre el futuro de los territorios que habita… incluso si no tienen voz humana.

La idea nace del concepto de "ecodemocracia", una visión donde los ecosistemas no solo se protegen, sino que participan en los procesos de toma de decisiones. ¿Cómo? A través de sensores, inteligencia artificial y modelos bioéticos que traduzcan el estado de un ecosistema —temperatura, humedad, biodiversidad, estrés geológico— en datos legibles por sistemas de gobernanza.
Por ejemplo, si una montaña sufre erosión por sobreexplotación minera, sus “sensores” podrían emitir un “voto negativo” frente a decisiones políticas o económicas que la afectan. Este “voto” no tendría forma humana, pero sí peso legal o ético, dentro de un sistema de gobernanza más amplio. En Nueva Zelanda, el río Whanganui ya tiene derechos legales. ¿Por qué no extender esto a montañas, volcanes o selvas?
Incluir la voz de la Tierra —literalmente— sería el siguiente paso de una agricultura más ética, una urbanización menos invasiva y una política verdaderamente sostenible. Si las montañas votaran, tal vez nuestras decisiones serían menos cortoplacistas y más alineadas con los ritmos del planeta.
Más que una utopía, esta idea nos invita a imaginar una democracia multispecies, donde la naturaleza ya no sea un recurso, sino un actor político con agencia real.




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